Sin Miedo
El miedo es una emoción primaria que nos previene de situaciones que puedan ponernos en riesgo, ese miedo que nos viene, forma parte del instinto de conservación. Ahora bien cuando hablamos de un miedo producto de malas experiencias, de situaciones muy dolorosas, del causado por los prejuicios, valores y creencias de la sociedad que intenta imponer sobre los individuos formas de vida en contra del derecho del Ser, ese miedo deja de ser parte del instintos de conservación y pasa a ser represión.
En lo personal, creo que la cárcel de los temores, del miedo, es terriblemente cruel, porque se alimenta del mas mínimo detalle que nos desempodere, y se convierte en un circulo vicioso del cual cuesta salir, pero se sale.
Pienso que se sale porque también por naturaleza, la libertad forma parte de nuestra esencia. Me es difícil dejar de asociar libertad con vida, vida con libertad, como podemos sentirnos vivos si estamos en la cárcel de los miedos y temores? Hay algo mas paralizante que el miedo?
Cuando estamos en este proceso doloroso, es importante tener una red de apoyo, que vamos generando nosotras mismas, y sin darnos cuenta va a nutrirse mas y mas, transformarse, ayudando a dejar atrás esas experiencias tóxicas, y acompañándonos en la creación de una nueva forma de relacionarnos, desde la igualdad, el respeto y la solidaridad. Una reconciliación plena con nuestro Ser y con un entorno sano y enriquecedor.
Como mujer que esta usando, cada vez con mas frecuencia, sus gafas violetas, disfruto mucho y agradezco las iniciativas que nos permiten disfrutar del arte en sus diferentes manifestaciones, lugares donde podamos disfrutar de conocernos desde el respeto, el buen hacer, el fluir coherente y Sin Miedo.
Ayer tuve la maravillosa oportunidad, gracias a mi amiga Antonia Avalos Torres, de conocer La Sin Miedo, un lugar realmente acogedor, tanto por el espacio en si, como por las personas extraordinarias que tuvieron a bien llevar adelante esta idea, Noelia Casado Payan e Icia Casado, mostrando desde la coherencia, el respeto y compromiso, como transformar su sueño en un objetivo conseguido.
Fue una velada excelente, música, poesía, compartir desde la esencia de cada uno de los allí presentes, y la cata de los vinos Le Vin Violette, caldos de libertad. Me llene de la mágica sensación de vivir el aquí y el ahora, disfrutar cada instante plenamente, conocer otros seres llenos de luz, arte, sueños. Deseo volver a La Sin Miedo, caminar por ese espacio amable, disfrutar de sus interesantes propuestas, llegar a un lugar donde se respira libertad, plenitud, Vida!
Gracias sinceras por el regalo que me habéis hecho con esta enriquecedora experiencia.
Brindemos Sin Miedo.
